Permítanme que me presente...

Sólo fragmentos, reflejos y extremidades, sólo soy eso, un puzzle despiezado, complicado y ruidoso, como mi cabeza. Soy pequeña e insignificante, una forma de vida diminuta pegada al suelo, que duerme poco y sueña demasiado. Más allá de lo que ves, sólo hay niebla, bancos de espinas de peces y barcos fantasma, navegando conmigo. Soy su rosa de los vientos, me siguen, y me persiguen, me arrastran y los arrastro colgando de mis cansadas muñecas. Soy la única capaz de hacerme sentir bien o mal. Soy la ilusión óptica que nadie entiende. Soy mi propia metáfora. Llevo el desorden y el caos en el nombre, por eso me transformo, y soy muchas, cuando sólo quiero ser una. Soy la pregunta del exámen que siempre dejé en blanco. Soy el pánico escénico y la incertidumbre constante. Soy ficticia y surrealista, los extremos del negativismo y el positivismo, la ingenuidad y la incredulidad, la valiente y la cobarde. Soy el abismo y el puente, el salto y la caída. Soy siete letras, siete vidas, siete días. Sólo soy Rosalía.